Ludovicus Plinio suo salutem plurimam dat.. Estas palabras de una
de tus cartas me han hecho reflexionar, brevemente, sobre si en muchas de las
“opiniones” vertidas hoy en día, en algunos medios de comunicación, hay falta
de amor propio, de miedo o simplemente de la más elemental de las educaciones.
Estas “opiniones” en demasiadas ocasiones no son sino verdaderas groserías,
zafiedades, cuando no salvajadas propias de otra época, si es que la hubo. Hay
gente tan pobre de espíritu, de educación, y de humanidad, que necesita del
anonimato, o de la compañía de otros, para atreverse a sacar la podredumbre que
lleva en su interior. No menos cierto es que otros, amparados en la inmunidad
del poder, y en la chulería, faltan al respeto a toda persona bien nacida, pues
no hablan sino para ofender.
Se escudan, unos y
otros, en la santísima libertad de expresión. Es el comodín que se utiliza
actualmente para todo tipo de despropósitos, como lo era, para el poder, en
otros tiempos, acusar a alguien de judeo-masón, de comunista o de terrorista.
Cada época tiene sus tópicos. Y sus fobias. Es decir sus justificaciones para
hacer lo que le viene en gana sin rendir cuentas. Basta con utilizar la palabra
clave.